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A veces la vida te pone retos. Dejémoslo ahí. Han sido unos días algo complicados pero estoy pasando un respiro antes de lo que venga después. La parte positiva es que de los retos suelen surgir cosas buenas, por ejemplo, el revisar tu lista de prioridades para darte cuenta de lo que verdad importa y estar donde tienes que estar para quien tienes que estar. Hasta ahí voy a leer.
Mañana es lunes y muchas ganas de empezar a trabajar no tengo, pero he de admitir que soy una privilegiada. Tengo un buen trabajo y me gusta lo que hago, aunque como todo en la vida, tiene sus momentos y sus propios retos. A veces no es fácil, pero no hay nada que lo sea el cien por cien del tiempo. También tengo la suerte de que soy feliz en casa y eso es para mí lo más importante. Que tu casa sea tu refugio y la persona que te espera en ella tu compañero de vida, alguien a quien amas profundamente y respetas y con quien te entiendes de maravilla. Muchas veces me paro a pensar la inmensa suerte que tengo y dar gracias, sobre todo porque durante la mayor parte de mi vida no fue así.
Todo esto no es decir mucho y a la vez es decirlo todo. Igual no es una entrada divertida de leer ni cuento nada en especial interesante (en realidad, no cuento nada) pero hay veces en que sencillamente apetece escribir, como apetece leer o hacer punto o escuchar algo de música relajante. Hablando de leer, acabo de descubrir a Pilar Eyre, nunca había leído nada suyo y oye, lo cierto es que escribe bastante bien. También estoy releyendo La guía fantástica, de Joles Sennell, un libro que leí de pequeña y del que me estoy dando cuenta que no recordaba nada. Pues mira, así lo leo de nuevo como si fuera la primera vez. Lo bonito de esta lectura es que conseguí la misma edición que tenía de pequeña, en una librería de lance y por un precio bastante módico. No sé, últimamente me ha dado por recuperar las cosas y juguetes que disfruté en mi infancia y lo sorprendente es que es más fácil encontrarlos de lo que pensaba, si sabes dónde buscar.
Y eso qué tiene que ver con el pan y el chorizo, diréis. Pues nada y todo. El chorizo es mi manjar preferido. En casa siempre está empezado, cuando no mediado o desaparecido. Mr. Right se parte de la risa cuando abre la nevera y se lo encuentra abierto. Dice que debe de haber ratones. Culpable. Soy el ratón del chorizo. Un buen chorizo con un buen pan de pueblo y una copa de buen vino, esa es la definición de un buen momento. Para qué quieres más. En la vida hay que encontrar momentos de pan y chorizo. Y de Bony y Tigretón, otras delicias de mi infancia que por fortuna se siguen fabricando. Lo de los gitanitos de Ortiz tengo que investigarlo. Lo mismo me llevo una sorpresa también.
Yo no puedo comer eso por la dieta. Que lo disfrutes. Un beso
ResponderEliminarYo en teoría tampoco, me ha subido el colesterol... normal.
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