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Feliz Halloween

Imagen de Mashitusi en Pixabay

Hoy he pasado un día estupendo. Esto de tener un festivo en mitad de la semana mola mucho. He redactado las páginas mañaneras en mi cuaderno, he jugado con mi gata, me he dedicado a pintar piedras de esas que luego iré repartiendo por el jardín cuando lo hayamos apañado y he terminado la bufanda de Navidad de Jamoncio. Está guapísimo con ella, me he reído un montón cuando se la he probado. Además hemos comido pizza regada con vino blanco, ni me he molestado en cocinar. Y ahora escribo mi entradita en el blog. Un día redondo.

Anoche ya apuntamos maneras, cenando un par de raciones de sushi, una de ellas tuneada para Halloween (no preguntéis) y el mismo vino blanco que hoy hemos rematado, mientras veíamos Psicosis en la tele. Ya sé que he dicho que no veo películas de miedo, pero es que Psicosis no es de miedo, es de Hitchcock, no confundamos los términos.

También decía en alguna entrada anterior que no soy de Halloween ni de Todos los Santos, sino más bien de festivo nacional laico. Al respecto he de decir que he cambiado de opinión. O mejor dicho, he matizado mi opinión. Sé que para muchos es tradición visitar hoy en el cementerio a sus seres queridos fallecidos, siguiendo la tradición de Todos los Santos y eso es algo que comprendo y respeto. Espero que se entienda que lo que digo aquí es sólo mi propio sentir respecto a esta fecha. Porque a fin de cuentas, de lo que trata esta festividad es de la muerte y cada uno tiene su forma de enfrentarse a este concepto.

Hace años ya que esta festividad importada ha venido para quedarse. Como los muffins y Papá Noel. La realidad es que surgió en Europa, más concretamente en Irlanda (o eso dicen) siendo una tradición de origen celta que celebraba lo mismo que  nosotros, esto es, Todos los Santos (All Hallow's Eve)  Pero como suele suceder en estos casos, los norteamericanos la han tomado prestada, la han tuneado con colores y caramelos y la han exportado como si la hubieran inventado ellos, cuando sólo es su versión lúdica de algo que ya existía. 

Durante años, como muchos españoles, me he resistido a esta forma ajena de celebrar esta festividad. Ni tengo caramelos en la puerta (bueno, vaaale, sí tenemos, por si los niños, Right es un cielazo) ni me disfrazo de bruja, ni salgo a cenar a ningún restaurante decorado con telas de araña y dedos amputados. Si encima, como he dicho varias veces, a mí esto del terror como que no me gusta, pues ya lo tenemos todo. Y así he pasado Halloween tras Halloween comiendo huesos de santo, que el mazapán sí me gusta y poco más.

Hasta esta mañana.

Lo que ha pasado esta mañana no lo sé. Creo que a veces las ideas se van cocinando solas sin que me dé yo cuenta y de repente hacen "pop" y no hay stop (¿...?) eh... bueno, whatever. El caso es que de repente me dio por pensar que sería divertido celebrar Halloween, se me quitó esa resistencia a calabazas, telas de araña y momias de pega y no entendí muy bien por qué. A veces me pasa que el sentimiento va por delante del pensamiento y entonces me toca sentarme a hablar con mi cerebro para saber qué está cocineando. Y eso hice. La verdad es que Cerebro fue muy claro, me sorprendió su claridad de ideas, teniendo en cuenta que a nivel consciente no me las había comunicado (sobre eso tenemos una conversación pendiente)

Resumidamente y por no reproducir aquí toda la charla, Cerebro me recordó que no soy católica, dicho sea con todo el respeto al que sí lo es. Al preguntarle yo qué tenía eso que ver, contestó preguntando que por qué me resistía a una fiesta extranjera, siendo la nacional una festividad basada en una religión que no profeso. Por tradición cultural, of course, contesté. Ya, respondió Cerebro. Por tradición cultural, lo sé. Pero es que para ti, me recordó de nuevo, es importante asignar significado a las cosas. Y esta festividad en concreto, significado religioso para ti no tiene. Y la connotación cultural que se le da en este país es del todo contraria a tu manera de ser.

Me quedé sin habla. Pues tiene toda la razón. No me gusta una festividad de duelo, un día para llorar. El duelo por lo que amaste y perdiste se lleva en el corazón. Es como el día de los enamorados. Se vive cada día. Y poner un día para hundirte no creo que lo quisieran tus seres queridos. A mí al menos me gustaría que me recordaran con alegría, la de habernos conocido y querido y que ellos estuvieran bien. Y que se disfrazaran y bailaran y se hincharan de caramelos recordándome. Mi opinión, insisto.

Bueno, vale, le digo a Cerebro. Significado como tal, para mí Todos los Santos no tiene (Yoda parezco, gramática menester es) Y no es un festivo acorde con mi forma de pensar. Pero ¿me vas a decir, entonces, que Halloween sí lo es?

Y va Cerebro y dice sí. Le pido que se explique. 

Piénsalo bien - no te lo pierdas, que me acaba de decir que piense mientras él se dedica a contar esto - ¿de qué va Halloween realmente? De la muerte, ni más ni menos. Y a ti, que tanto te gusta ver la historia real detrás del cuento, la metáfora, buscar el significado de lo simbólico, ¿no te parece que esto encierra una simbología como una casa?

Me quedo muerta (nunca mejor dicho)

Pues es verdad. 

Pensémoslo. ¿Podría ser que toda esa parafernalia, arañas, gusanos, momias, vampiros, brujas, asesinos en serie, fantasmas, diablos, tumbas de corchopan, ouijas y un larguísimo etcétera representaran en realidad nuestros miedos?

¿Podría ser que representarlos de forma lúdica, asociarlo a una fiesta divertida, dejar que los niños disfruten con ello, regarlo con caramelos y hacerlo emocionante sirviera para desactivar o al menos quitar hierro a esos miedos?

¿Podría ser que esto fuera otra forma válida, no digo que mejor ni peor, pero válida, de recordar la realidad de la muerte y gestionarla como concepto (a mí al menos me ha servido de memento mori y para ser consciente de la inmensa suerte que tengo con mi vida tal como es hoy)?

Podría ser.

Yo ahí lo dejo.

Feliz Halloween. 

Patinadora, jurista, escritora aficionada, lectora, amante de la artesanía, hermana, pareja, amiga y humana en manada perruna y clan felino. No necesariamente por ese orden.

Comentarios

  1. Yo me quedo con lo que dijo Reverte viendo a unos chicos disfrazados: me recuerdan a las víctimas de Yugoslavia. Un beso

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    1. Ante una comparación tan delicada, me quedo sin mucho que decir. Abrazo.

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  2. Yo me quedo con lo que me dijo el traficante de costo del quinto: esos pequeños cabrones me recuerdan a los grupos noruegos de black metal.

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