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La ciudad fantasma de Bloggerland

Una de las primeras cosas que he hecho, después de escribir la primera entrada, es recuperar mi perfil de Blogger y revisitar todos los blogs que seguía y leía con regularidad. Los de blogueros que, como yo, escribían sobre sus experiencias, sentimientos, reflexiones y opiniones. Una comunidad simpática en la que nos acabábamos conociendo unos a otros. Me doy cuenta de por qué he vuelto, por fin, a Blogger. Aquí es donde me sentía como en casa. Pero, igual que una ciudad de la que poco se van marchando sus habitantes, también así se han ido abandonando las casas (blogs) donde se vertían tantas cosas interesantes. 

Algunos de ellos ni siquiera existen ya, a pesar de su genialidad. Otros aún se pueden visitar, pero la última publicación es de hace cinco, siete, diez años. En este paseo por la ciudad abandonada de Bloggerland he reconocido las casas, que siguen como las dejaron, y a sus habitantes, que han dejado en ellas sus perfiles, el retrato que preside el muro principal. Es el testimonio de un cambio de era, supongo. Imagino que la gente cada vez lee menos y ve más vídeos, más fotos. Tuitea en lugar de escribir una entrada. Y los que aún sienten el impulso de escribir, se cansan de no tener lectores, ni comentarios, ni visitas y sentirse solos. Todo esto es lo que imagino, pero todavía no sé si es verdad. Lo iré descubriendo porque pienso seguir blogueando y explorando otros blogs aunque no me lea ni el tato. 

Al visitar estas casas abandonadas, he pensado en dejar de seguirlas, pero sólo por un segundo. A estas personas las conocía sin conocerlas, y sólo ver sus blogs me trae infinitos recuerdos. De una etapa de mi vida en la que descubrí el mundo blog y lo disfruté como nunca. De alguna manera, conservo cariño por todas ellas, así que ahí sigo (valga la redundancia) hasta que cierren el blog o Blogger los cancele o quizá, ojalá, alguien lo retome y siga escribiendo.

Mientras tanto, aquí seguiré, en mi nueva casa, rémora de la antigua, en Bloggerland, esperando encontrar con el tiempo algo más que polvo, plantas rodantes de esas que salen en las pelis del Oeste y el canto de algún que otro grajo.

Patinadora, jurista, escritora aficionada, lectora, amante de la artesanía, hermana, pareja, amiga y humana en manada perruna y clan felino. No necesariamente por ese orden.

Comentarios

  1. Ya ves que yo he seguido el paso contrario. Como un inmortal he ido viendo fenecer a los viejos y viejas amigas. Nunca lo dejé del todo. Aunque a veces cuesta tener algo que decir cuando llevas más de quince años diciendo cosas. Y aún así hay gente en blogger. Hasta hay un troll. Ya te la encontrarás. Es omnisciente. Los que quedamos nos conocemos más o menos. Veo comentaristas con los que coincido en blogs. Pero es todo muy familiar e íntimo. Y lo de que te lean o no... A mí cuando me leían mucho más me daba pánico escénico. Ante todo escribimos para nosotros mismos. Luego ya se verá... En fin. Bonita entrada con la que empiezas. Un saludo

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  2. Sí, ya he visto y me alegra mucho ver que todavía hay gente por aquí. Coincido en que escribimos para nosotros mismos. Gracias por pasarte :)

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