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Los frutales o en qué te metes cuando te metes a cultivar

Una de las cosas que te planteas cuando vives en el campo y ni se te pasa por la cabeza cuando lo haces en zona urbana es la de poner un huerto. En mi caso urbano, porque el concepto de reservar una parte del jardín para cultivar en el suelo no va conmigo. Sigo siendo una urbanita entre dos mundos: la ciudad a la que acudo a trabajar cada semana y el medio rural en el que habito y al que me sigo adaptando. En esta mentalidad mía, mezclar lo ornamental con lo práctico chirría más que una puerta oxidada.

A lo anterior se suma que soy de esas personas que tiene dos pies izquierdos para cuidar plantas. Con todo y eso, la idea de comenzar un huerto urbano me resulta atrayente desde que puse un pinrel aquí. Tenemos en el jardín un espacio solado y nada aprovechado que es perfecto para ello. La idea fue de Right, que no tiene el menor interés en montarlo y a mí, que sí lo tengo, me pareció perfecta. No sólo es un espacio apartado y difícil de aprovechar para otra cosa (salvo colgar la ropa) sino porque además tiene toma de manguera y un chiscón para guardar utensilios que le va perfecto, además de dos huecos preparados para plantar un par de árboles, si es que nos diera por ahí.

Así las cosas, no son pocos los retos que enfrento y de hecho lo he retrasado hasta ahora porque me he estado dedicando a acondicionar el interior de la vivienda, que también lleva lo suyo. Además, como digo arriba, no tengo ni pajolera idea de jardinería, no digamos ya de agricultura. Ahora que se acerca el otoño espero sacar tiempo, en las tardes de sofá y manta, para ver vídeos en Youtube en plan autodidacta, con vistas a empezar a hacer cositas la primavera que viene.

Dicho eso, hay una cosa que me ha venido heredada en esto de la agricultura casera y me ha obligado a tomar conciencia de qué en que me meto cuando me meto a cultivar: los árboles frutales que ya venían con el jardín de la casa y, como es lógico, no están programados para esperar a que yo esté preparada para cultivar nada. En concreto, dos manzanos, un albaricoquero (¿se dice así?) un madroño, un laurel y dos nísperos. Creciditos todos ellos y en perfecto estado de reproducción.

El primer año la cosa no fue grave. El único que se llenó hasta arriba fue el madroño y los obreros que nos estaban haciendo la reforma arramplaron con él. Curioso cómo la gente no pregunta ni nada, pero la verdad, no tenemos idea ni de cómo se come un madroño, ni aguardiente de estraperlo en la despensa para hacer licor con él. Así que en el fondo nos ahorraron una buena barrida de suelo. El tema de los nísperos, pues más o menos. Uno de ellos ni da casi fruto, ni tiene buen aspecto, sospecho que porque tuvieron la mala idea de plantarlo demasiado cerca del desagüe de la piscina, con lo que el cloro no le debe de sentar bien. El otro está lustroso y sí que dio bastante fruto. Por lo demás, sin grandes novedades. Una cosa controlada, con algún empacho puntual de nísperos, pero sin más. El manzano apenas dio un puñado de manzanas enanas y verdes, que luego descubrimos que habíamos recolectado mucho antes de cuando tocaba y así estaban, que no había quien se las comiera. El otro manzano, pequeño y creciendo bajo la sombra del más grande, pues ni está ni se le espera en lo que a dar fruto se refiere.

Eso fue el año pasado. Este año, hemos tenido un huevo de nísperos. Y de albaricoques. Tanto es así que alguna vez me he presentado en comidas con amigos con una bolsa de albaricoques para cada uno, con bastante éxito, he de decir, porque han salido muy buenos. Más o menos hemos capeado el resultado de la cosecha. Hasta que ha explotado, literalmente el manzano. Como a veces una imagen vale más que mil palabras, a continuación la foto.


Es la primera vez que 51 recetas me parecen pocas
Patinadora, jurista, escritora aficionada, lectora, amante de la artesanía, hermana, pareja, amiga y humana en manada perruna y clan felino. No necesariamente por ese orden.

Comentarios

  1. La manzana es una de mis frutas predilectas. Qué manzano más agradecido.:)

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  2. Ja,ja, estás a medio camino entre lo urbano y lo rural pero creo que avanzas hacia tu objetivo. Donde yo solo vería problemas e inconvenientes, tú ya planificas un Otoño de universidad youtubera. Y además estás cometiendo errores experienciales, de esos que enseñan. Las próximas manzanas ya se cogerán maduras, por ejemplo. Me temo que tu teoría con los nísperos sí parece razonable. Aunque a ver cómo va.
    Como siempre una narración entretenida, divertida y de calidad. Tal vez el día que me jubile hasta me haga rural y use este blog de manual o de hoja de ruta.

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    1. Jajajaja reconozco que me motivan los retos. Me encanta que contar las experiencias sirva de algo. Muchas gracias por el piropo :-))

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  3. Yo tengo un pequeño huerto. Con las manzanas hice compota y la guardé en botes herméticos. Un saludo

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    1. Yo también lo pensé, pero cuando vi la cantidad de manzanas me eché para atrás. Si tu manzano es como el mío, igual te da para poner un puesto en un mercadillo XD

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