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Menos lobos, Caperucita

Imagen de Ichigo121212 en Pixabay

Empiezo esta entrada dando las GRACIAS  a esos pocos Instragrammers que dicen la verdad. Así de rotunda está la cosa. No es que me moleste que ahí haya un baño de multitudes narcisistas cuya principal meta en el mundo sea acumular likes. Más que molestarme, me preocupa como miembro de una sociedad cuyos valores cada vez son menos sólidos. Dicho lo cual, no me había dado cuenta de lo mucho que determinadas influencias que consideraba más o menos positivas me afectan incluso a mí, que soy bastante poco dada a dejarme llevar por gilipuertadas. 

Hago referencia a Objetivo 55, tan llevado y traído en este blog que hasta tiene su propio apartado. Objetivo 55 es mucho más que un objetivo de peso. Es un objetivo de forma de vida: mantenerse en buena forma física y con hábitos de comida saludables. Dicho así, no parece nada fácil y es porque no lo es. Detrás de Objetivo 55 hay mucho más que un afán estético, que también. La que diga que no le encantaría estar como Halle Berry miente como una bellaca. Pero miren, si algo me caracteriza es ser realista y esto ya no va a mejor. Si mi único objetivo fuera ese, en la vida habría levantado el culo del sillón. O al menos lo habría levantado sólo para caminar de prisa, no para meterme los jodíosXc. ejercicios de fuerza que son un auténtico horror. 

Así que no, las razones de Objetivo 55 son otras: patinar, que eso sí me motiva, la máxima cantidad posible de años que me permita el cuerpo, que serán directamente proporcionales a su buen estado; ser capaz, cuando sea mayor, de ponerme de pie sola si me caigo y si es posible, sin ningún hueso roto; que pueda llevar la compra yo solita, etc. Creo que se me entiende. Lo de comer bien acompaña y ayuda a prevenir según qué dolencias. En resumen, calidad de vida. Ese es el verdadero objetivo.

Para conseguir esto hay aros, como los ejercicios de fuerza, por los que es necesario pasar. Se mire como se mire y lo he mirado, creedme. Es lo único realmente efectivo para compensar la pérdida de masa muscular y mantener la densidad ósea. Hacer cardio ayuda a estar bien, pero conservarte en el mejor estado posible necesita eso, hacer fuerza. Y cuando lo odias con toa tu alma, como me pasa a mí, que me agobio como una mona haciendo flexiones y sentadillas, necesitas buscar fuentes de motivación. Y ahí es donde entra Instagram.

Las cuentas que yo sigo para motivarme son de tres tipos: (1) la del antes y después, personas que parten de 150 kilos y documentan su metamorfosis en sílfides a base de esfuerzo; (2) las que te recuerdan por qué lo haces (no entrenes para estar guapa, entrena por calidad de vida) y (3) la de señoras mayores que están más en forma que yo cuando me saqué el cinturón negro (y lo estaba mucho)

Ahora bien, hay un matiz común a este tipo de cuentas (y a todo Instagram) que es importante: sólo te enseñan lo bueno. La sílfide después de la transformación, la mazada corriendo por el campo sin que se le despeine un pelo y la señora de 105 años haciendo quinientas flexiones mientras tú te ahogas haciendo tres.

Y eso para ti y tus objetivos, pues no es nada bueno, aunque hasta hace dos días creía que sí.

El "momento ajá" para mí llegó cuando vi la publicación de una Instagrammer que, esa sí, DECÍA LA VERDAD. Era un vídeo que empezaba con una mazada corriendo sin despeinarse (as usual) y bebiéndose un batido de esos verdes y a continuación preguntaba ¿crees que estar en forma consiste en esto? Y ella sola se respondía que no. A veces estás cansada, a veces te sientes sola, a veces no puedes con tu cuerpo, a veces no te apetece nada. A veces, añado yo, te arrastras de la cama abajo porque estás hecha una braga, a veces ni siquiera sales de la cama, a veces no puedes andar de las p. agujetas, a veces te agobias como una mona y te dan ganas de estrellar la tablet durante la puñetera sesión de HIIT y a veces, sencillamente no entrenas y te metes una señora pizza con un donut fondant y una cerveza. HOMBRE YA.

Lo importante, decía el vídeo, no es cómo lo haces, sino el compromiso que tienes. Así que no, traduzco, no tienes que saltar como un gacela esplendorosa de la cama sin un pelo descolocado y salir a correr a las seis de la mañana con un cuerpazo de muerte y un chándal de marca. Ni tienes que volver a casa y desayunar un batido verde con una sonrisa en la cara como si fuera el plato de tu vida. No tienes que entrenar todos los días y no todos los entrenamientos salen bien. Si entrenas solo diez minutos un día, está bien. Si se oyen tacos y palabrotas porque tu cuerpo no responde y te cagas en tó los muertos del que diseñó la app de HIIT, está bien. Si un niño sale corriendo al verte después de entrenar porque pareces la madre de todas las brujas, está bien. Y si odias entrenar fuerza pero lo haces por tus santísimos huevos, porque crees que hay que hacerlo lo mismo que una tiene que lavarse los dientes, ESTÁ BIEN.

Vamos a dejarnos ya de idealizaciones tontas. 

Más verdades, Caperucita y menos lobos.

Patinadora, jurista, escritora aficionada, lectora, amante de la artesanía, hermana, pareja, amiga y humana en manada perruna y clan felino. No necesariamente por ese orden.

Comentarios

  1. En esto no puedo ayudarte. No hago ejercicio. Un beso

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  2. Vale. Te compro la idea. Yo hago algo de ejercicio vía Youtube cuando me apetece. Una media hora más o menos con algo de cardio. Sentadillas y flexiones aparecen en ese vídeo, claro. Hay semanas que son cuatro días a la semana pero otras son tres y a veces, por motivos de falta de tiempo menos. Pero ese ejercicio me hace sentir bien. Es hacerlo, ducharme y voilá, calidad de vida inmediata. Sencillamente me siento mejor. El caso es que no entreno para lucir tableta ni me importa ya eso. Entreno y subo escaleras en lugar de coger el ascensor para caerme menos de mayor y por tanto romperme menos, claro, pero también porque aquí y ahora ya noto que el deporte moderado, no el desesperado, me hace estar más cómodo en este cuerpo. Calidad y no cantidad. Las instagramers tal vez están en otra pantalla de su vida. Esa parte de la vida en que gustar y gustarse es más importante que sentirse bien. Hay edades en las que llevando el peor modo de vida posible e incluyendo estupefacientes, la gente no se siente del todo mal. La factura del malestar se la pasan más tarde y con intereses. En fin. Vida sana sí, pero sin que se te vaya la vida en ello. Saludos

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    1. El deporte moderado es maravilloso y te hace sentir mucho mejor, es verdad. Por ejemplo, una sesión de Yoga, que también las hago. Lo que me ocurre en este caso es que por una parte, noto la falta de fuerza en las piernas ahora que estoy en patinaje avanzado y veo que si quiere seguir es una necesidad fortalecerlas bastante y por otra, habiendo sido karateka durante diecisiete años, que se dice pronto, me cuesta no exigirme en el ejercicio ahora que vuelvo a hacerlo. La diferencia es que entonces yo hacía Karate, que es duro y sacrificado, pero me motivaba porque aprendía y perfeccionaba una técnica y musculaba sin prestar mucha atención. Ahora en cambio lo que hago es fortalecer no de paso que hago algo más interesante, sino sufriendo sin distracción alguna y eso me agobia como una mona. Si a eso le sumamos que le pregunté al fisio qué cantidad de ejercicio era necesaria para volver a estar en forma y respondió que tres sesiones de HIIT un mínimo de tres veces por semana durante 45 a 60 minutos, pues aquí me tienes, sufriendo para poder seguir patinando sin matarme en las cuestas porque las piernas no me responden y mantenerme en buen estado. Y a Dios pongo por testigo, como diría Escarlata O'Hara, que esto del HIIT lo acabo dominando como me llamo María Amaranta. En el blog, esto es.

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  3. Hola Ama!!

    Pues ayudarte la verdad es que no puedo, esas sentadillas las vas a tener que hacer tú solita.

    Pero mi consejo (no pedido pero no puedo sacar la vena entrenador en cuanto veo linde por la que tirar) es:
    Busca algún deporte que te motive aparte del patinaje, en casi cualquiera vas a fortalecer músculos y a recuperar el tono físico. Nadar con aletas fortalece las piernas una barbaridad y mejora el core. El boxeo que está muy de moda ahora es de los deportes más completos que hay.

    Y por otro lado, mi solidaridad. Llevo practicando deporte toda la vida y desde que nacieron las gemelas que mi ritmo fue bajando y con el confinamiento ya desapareció.
    He vuelto hace poco y es desesperante porque mi cabeza va muchísimo más rápido que el resto de mi cuerpo y me agobia el ver que no llego a tiempo.

    En fin, que hagas deporte, el que quieras, con más o menos agrado pero que muevas el culo que a la larga esto son sólo beneficios.

    Un besazo.

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    1. Hola, Heav. Me temo que ayudarme no puede nadie, efectivamente. Te cuento que me he puesto en plan machaca con el HIIT y esta semana he cumplido como una campeona. Tres sesiones semanales y subiendo (tiempo de sesión, no frecuencia) Lo mejor es que con la constancia el cuerpo empieza a responder y poco a poco va dejando de ser tanta tortura. Fíjate que hasta casi ya ni insulto al coach de la app XDDDD Un besote.

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  4. Buenas, los que hemos competido en algún punto de nuestra vida estamos hechos unos muñecos, el cuerpo tiene una obsolescencia programada también :-) A mí me gusta verme bien y sí, por estética. Nunca lo consigo porque nunca me he gustado, pero al menos cuando veo a gente que ha estudiado conmigo me siento de puta madre, que es que ni lo uno ni lo otro, que hay algunos que parecen mi padre.

    Un saludo!

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    1. Hola, Sbm. Así es, si para algo te sirve haber sido machaca en el deporte es que al menos ahora te ves mejor que la media. Lo cual en el fondo te lleva a la conclusión de que hay que seguir machacándose. El cuerpo es lo que tiene o lo usas o se desmonta, como los coches :-) Gracias por pasarte.

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