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No pain no gain

 

Imagen de Ryan McGuire en Pixabay

Todo el mundo tiene un punto de inflexión. Un antes y un después, en muchas cosas. Yo he tenido dos últimamente. El primero, "mu" gordo, hasta el punto de que me ha producido una crisis personal interesante. El segundo es más como de andar por casa y será del que se ocupe esta entrada. No hay nada como echarle un poco de humor a tu salud mental.

Ocurrió hace un par de días, de manera inesperada, como es habitual en los puntos de inflexión. Fui a comprarme unos cuantos leggins de los que uso para andar por casa y mirando cosillas, decidí probarme un par de prendas que me llamaron la atención. Hacía lustros que no entraba en un probador, ni me acuerdo ya hace cuantos eones que compro la ropa online y por lo general acierto. Pero ese día, cosas del destino, entré en un probador. Así, a la antigua. Uno que, mira tú, disponía de dos espejos, de manera que te permitía observarte por delante y por detrás. Yo ahí lo dejo.

Por delante, como podrá imaginarse, estoy bastante acostumbrada a verme. No del todo mal, cierta flaccidez incipiente, pelín de grasa en el abdomen, más ancha de lo que me recordaba a los treinta, en fin, lo normal. Bien conservada, a pesar de cómo suena, muy bien conservada para mi edad. Será que me veo sin gafas. Porque, ay amig@s, cuando me vi por detrás.


Es gracioso como una circula por la vida con una imagen de sí misma que no se ajusta a la realidad. Y bueno, como estamos en un mundo en el que ya no se puede decir nada, ni siquiera reírse de una misma, sin que alguien se ofenda, diré que no, no creo que todas tengamos que ir por ahí con el tipazo de Halle Berry ni que tener un culo como la cara de la luna, tanto en la forma como en los cráteres, cortesía de la celulitis, me suponga un problema de autoestima. Lo que pasa es que yo creía que no tenía ese culo. Ni esas piernas. Ni esa espalda caída tal cualita la tenía mi abuela. Porque los pocos que hayan leído otras entradas igual recuerdan que yo fui (soy, digo yo, o ya no sé) cinturón negro de Karate y eso, por si alguien lo duda, no se consigue con un culo flácido o quizá sea al revés, un culo flácido no se consigue sacándose los cinco cinturones de colores y preparando el examen para cinturón negro.

Lo primero que pensé, tras recuperarme del susto, fue pues mira, qué suerte tengo con mi pareja tan maravillosa, que me quiere como soy y siempre me llama bombón. Y luego, a ver, que tengo cincuenta y tres años y hace mil que dejé el deporte en serio, porque sí, patinar, patino, pero por afición más que ejercicio, como lo prueba el culo. Así que a ver qué quieres, Amaranta, así es la vida. Pero también pensé, bueno sí, así es la vida. La edad pasa factura. Pero la verdad, Amaranta, es que también podías haber tenido ese culo a los treinta. Y no lo tenías. Porque hacías deporte. Deporte de verdad. Y no bebías alcohol (ojo que bebo lo normal, a ver si ahora alguien se va a creer...) y apenas cenabas (que siempre he sido de buen comer pero las cenas no... hasta que llegó Right con sus raciones de chorizo y queso con vinito del bueno antes de dormir...) Y sí, no vas a volver a estar como a los treinta y me encanta que no te importe (todo esto me decía yo a mí misma, como un cencerro, ya ves) pero tía, que esto es un tema de salud, con esos músculos dorsales que te llegan por las corvas cómo no te va a doler la espalda...

Total, que lo que no ha conseguido este blog con su apartado de Objetivo 55, ni la preocupación por la osteoporosis, ni la añoranza de juventud, ni la coquetería, que pasó a un segundo plano cuando la desplazó la madurez mental, lo ha conseguido una imagen de mi arrière en un espejo. No ha pasado ni un día y ya me he descargado el Freeletics, p'a quien no lo sepa, la app por excelencia para mazad@s, he pagado la suscripción de un año y acabo de completar mi primer workout. Mañana tendré agujetas, pero ya no insulto a la tablet. He recordado lo que ya sabía y más pereza me daba: que para estar en forma, se requiere esfuerzo y también sacrificio. No pain, no gain. 

Patinadora, jurista, escritora, lectora, amante de la artesanía, hermana, pareja, amiga y humana en manada perruna y clan felino. No necesariamente por ese orden.

Comentarios

  1. Me temo que a la larga es una batalla perdida. Un beso

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  2. A la larga, el cuerpo se deteriora y llega al fin de su vida útil, pero entremedias hay cosas que puedes hacer para estar mejor. Besote.

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  3. No es igual seguramente la perspectiva del propio cuerpo de una mujer que la de un hombre, que se supone tradicionalmente que somos más dejados. Como dice el refranero: el hombre cuanto más oso más hermoso...
    Pero la suma del paso de los años y el peso de la vida es raro que no altere las armoniosas líneas que a lo mejor un dia nos pudieron definir (a unos más que a otros, todo sea dicho). Al final la salud y el equlibrio es lo que importa. Y por una curvatura más acentuada de lo debido en el abdomen (por ejemplo yo) no vamos a tirar por la borda el inestable equilibrio en el que procuramos mantenernos. Así que, Amaranta, preocúpate lo justo, que "mazarte" a estas alturas de la vida tiene poco sentido.

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    1. Tan razonable como siempre, Euclides. No te preocupes, mi obsesión tiene lo justo de patológico y grandes dosis de humor :-) Un abrazo

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  4. Aaaaamiga, qué dura es la vida del exdeportista!!!

    Ya sabes que yo desde hace un año he vuelto a la ración de gym 3 o 4 veces por semana pero ya te digo que ni por esas. Que me siento mejor? Mil veces mejor. Que mi aspecto físico progresa a una velocidad de caracol en rampa? O más lento.

    En fin, que si te va a ayudar a sentirme mejor, dale duro. Pero no esperes milagros o al menos no esperes que la cosa mejore en poco tiempo. Esos dorsales tienen memoria y si les echas una mano seguro que responden pero también tienen más de 50 años y eso en deporte es un lastre importante.

    Un besazo y dale duro, si alguien puede eres tú.

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  5. Jajajaja gracias por los ánimos. ¿Sabes que la parte buena de los 50+ es que este tipo de cosas te van dando bastante igual? Te cuento que al final he optado por gimnasio (no había manera de hacerlo de otra forma) y me siento mucho mejor desde que he empezado. Eso es lo importante ;-) Besazo.

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