Dicen que los Géminis siempre tenemos dos de todo, lo cual no es estrictamente cierto (fuera de peligro, Mr. Right 😅) pero me sirve de introducción para decir que tengo dos profesiones o, siendo más precisa, que estoy empezando a tenerlas. Además de mi actividad principal, que es la que me da de comer, me estoy profesionalizando como escritora de ficción. Es algo que siempre he querido hacer y por suerte, en los tiempos que corren, es bastante compatible con las exigencias de mi profesión "core", por así decirlo. Sólo necesito un PC y algunas herramientas virtuales (Canva, Livingwriter) que ni siquiera son necesarias, pero hacen la vida del escritor más fácil.
Creo, o no lo estaría profesionalizando, que es posible obtener un ingreso complementario con esta actividad, pero si eso no ocurre, no me va a suponer ningún problema. No soy de las que apuesta por un sueño y se mete de camarera hasta que encuentra ese casting que la convierte en estrella de Hollywood. Me gusta ser realista, echarle cabeza y sobre todo, estar tranquila en lo económico. Por eso no aspiro a dejar mi profesión legal por la escritura, porque dudo mucho de que lo segundo genere suficientes ingresos y sobre todo, estabilidad, que para mí es esencial. A pesar de los tiempos duros que corren en mi ámbito laboral, de los que ha quedado constancia en este blog, la ventaja de estar especializada en algo tan de nicho que casi no hay expertos me confiere esa rarísima condición de ser difícil de prescindir. La otra ventaja es que la inversión es tan baja (ausencia de costes fijos, sólo los que yo decida asumir, como servicios editoriales o las herramientas mencionadas) que tampoco me va a suponer un riesgo. Si le sumamos la vocación de escritora que he tenido casi desde que tengo recuerdo, pues lo tenemos todo.
Llevo tiempo, mucho tiempo, estudiando la faceta del escritor emprendedor, escuchando podcasts especializados, haciendo cursos online, siguiendo a autores autónomos (léase sin respaldo editorial) e interactuando en redes con miles de personas que se dedican o se quieren dedicar a la escritura. Me he centrado mucho en los que han tenido éxito, analizando sus libros publicados, género, marca personal, presencia en redes, etc. y he llegado a la conclusión de que no ha sido por casualidad, sino por tener un modelo de negocio muy bien definido y montado. Son muy pocos pero es que, sin ánimo de ofender, hay mucho autoproclamado escritor que se cree que por haber puesto cien hojas juntas y haberlas subido a Amazon Kindle Publishing sólo es cuestión de tiempo que el mundo se rinda a sus pies, y para nada es así. De mi mucha observación de campo, me ha quedado claro que los que llegan, como suele ocurrir en casi todas partes, es porque le echan cabeza, estrategia y esfuerzo, además de escribir bien.
Este año, ha ocurrido una cosa que ha supuesto un "click" en mi decisión de emprender este camino y ver qué pasa, y es que he quedado finalista en un concurso de relato convocado por una editorial especializada en mi género. Esto me ha supuesto la validación que necesitaba, no la interna generada por mi ego, sino la que vale, la externa, otorgada por profesionales del sector. Además y más importante, me ha servido para definir mi género, que es algo que me faltaba y muy necesario para tener una propuesta de autora. Mis historias son oscuras, muy psicológicas y al parecer pelín retorcidas, y eso era algo que me creaba un cierto complejo, no lo voy a negar. Hasta que, gracias a este certamen, he descubierto que el género noir (no policíaco o criminal, ojo, noir) es precisamente eso: oscuro, desesperanzador, moralmente ambiguo, cargado de crítica social. Resulta que era autora noir sin saberlo ni entender exactamente en qué consistía el género, hasta que lo investigué para el concurso y me di cuenta de lo bien que encajaba conmigo y, lo que es más importante, que no hay que tener complejos porque hay mucha gente que escribe este tipo de historias. Eso y el hecho de haber quedado finalista me han decidido a hacer lo que siempre he querido, escribir, y hacerlo de forma profesional.
¿Por qué lo cuento aquí y no en un blog literario? Porque, de momento al menos, mis reflexiones personales prefiero mantenerlas en lo personal, incluso en esto de la literatura. Porque a veces me gusta hablar de universos literarios que no tienen que ver con la marca de autora noir que estoy construyendo. Porque emprender escribiendo es un modelo de negocio y requiere profesionalización, no utilizar los canales como medio para una reflexión personal que no aporta mucho a la promoción de tus libros o la imagen de marca. Porque escribir es importante para mí y porque necesito centrarme en lo que me produce contento, no sólo en lo que me atormenta, como he hecho últimamente en el blog, y este es mi espacio para hacerlo.
Y con esto, inauguro nueva sección: Universo literario. Bienvenidos a un mundo entre líneas.

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