Esos malditos cuatro kilos trescientos

Setecientos gramos. Esa es la actualización que traigo sobre el avance de Objetivo 55. Después de exactamente once días desde que me propuse alcanzar ese peso partiendo de los orondos sesenta que luzco en la actualidad. Mejor dicho, cincuenta y nueve trescientos. Que tampoco vamos a quitarnos mérito. Lo malo es que no sé si se trata de una pérdida consolidada porque a la báscula le pasa lo que a los políticos, que cada día dice una cosa distinta.

Así las cosas, toca hacer revisión de mis acciones para avanzar hacia esta meta que, como todo el mundo sabe, es de vital importancia para la humanidad y sus... madre mía, como me deje ir, lo que acabo escribiendo.  A lo que iba (Amaranta, céntrate) Revisión de acciones:

1-. Prescindir de calorías vacías: más o menos conseguido. Digo más o menos, porque durante la mayor parte de la semana lo he cumplido. Resistiendo cual pirata en tempestad frente a patatas fritas, quesos curados, cervecitas y chorizos durante por lo menos cinco días (ole ahí) Hasta que ha llegado el fin de semana y todo al cuerno. Porque claro, es jueves noche y luego viernes y después viene el sábado y tampoco voy a culpar a mi pareja, el señor Right, de ser una mala influencia, INDEPENDIENTEMENTE DE QUE EFECTIVAMENTE LO SEA, con sus "yo te voy a querer igual", "total si es juernes", "estás estupenda" o "se te va a hacer esto muy largo". Tampoco voy a mencionar el tremendo agravio que supone ponerme yo a dieta y que el que adelgace sea él. No. P'a qué. Nchts.

2-. Hacer ejercicios de fuerza tres veces por semana: tú que estás leyendo esto, ¿los has hecho? Pues yo tampoco. Yoga sí que he hecho, un poco. Y he patinado, también. Pero según los expertos, no cuenta. Lo que adelgaza es el ejercicio de fuerza. También es mala baba. Porque a ver quién es la guapa que se pone una tarde como estas que hemos pasado, con treinta y nueve grados a la sombra a las ocho de la tarde, a hacer sentadillas, flexiones, abdominales y tablas. Casi prefiero un potro de los que usaba la Inquisición. Y sí, ya sé que me puse yo toda chula y venida arriba con eso de "mirad que dos reglas más sencillas voy a aplicar en este mi proyecto para recuperar el peso que tenía a los treinta" (tono repipi on) Pero es lo que me pasa, que a veces soy un poco bocachancla y luego me doy de bruces con la realidad. Si es que Instagram ha hecho mucho daño.

Dicho lo cual, que nadie piense que estoy por tirar la toalla. Seré  algo bocachancla pero también tozuda. Y oye, setecientos gramos son setecientos gramos, que puestos en fila uno detrás de otro ocupan un espacio respetable. Sólo hay que buscar la forma de evitar las malas tentaciones y hacer los j8dí8sxcUl8 ejercicios de fuerza. Con esta caló. Ya ves. Seguiremos informando.

#adelgazando #perdidaddepeso